Felipao logró que Brasil conquistase el Mundial de 2002 después de lograr la clasificación casi de milagro. Llevó como libro de cabecera ‘El arte de la guerra’, del filósofo chino Sun Tzu, y con la ayuda de la psicóloga Regina Brandao consiguió que Rivaldo se sacara de encima todos sus complejos de inferioridad (decía que por ser del Norte del país le trataban peor) y que Ronaldo se creciera ante la adversidad. Con Portugal en este Mundial, Felipao ha adoptado otro libro de cabecera: ‘Voando como a Aguia’ (Volando como un águila), un libro de un experto en motivación, Joao Roberto Gretz, que contiene enseñanzas de superación que giran entorno a la figura de un águila que busca alimento. Conceptos como concentración, paciencia, fuerza y velocidad se intercalan con historias como la que cuenta el propio especialista: “En un campo de batalla, un oficial le dice a su general, ‘Perdemos la guerra, ellos son cinco por cada uno de nosotros’. El general le responde: ‘Vinimos a la guerra a ganar, no a contar'”.
Felipao utiliza el mismo método que empleó con Brasil de enviar mensajes por debajo de la puerta a los jugadores con fotografías especialmente emotivas. Ha utilizado la final de la Eurocopa contra Grecia para transmitirles que ese momento no lo volverán a vivir y con su fuerte personalidad ha recuperado a un jugador como Luis Figo, que le hizo la guerra cuando llegó como seleccionador (sobretodo tras convocar a Deco) y que en esta Copa es uno de los futbolistas más importantes.